Emisora

LIBERTAD PARA LOS TIBETANOS

Historia de Tíbet desde la Invasión China A pesar de cuarenta años de ocupación china y varias políticas diseñadas para asimilar o representar a los tibetanos y destruir su particular identidad nacional, cultural y religiosa, la determinación del pueblo tibetano por preservar su patrimonio y reobtener su libertad sigue tan fuerte como siempre. La situación ha llevado a la confrontación dentro de Tíbet y a un gran esfuerzo por hacer propaganda china a gran escala internacionalmente. La Invasión China, 1949 – 51El gobierno comunista recientemente establecido de China envió tropas a invadir Tíbet en 1949 – 50. Se impuso un tratado sobre el gobierno tibetano en mayo de ese año, reconociendo soberanía sobre Tíbet, pero reconociendo la autonomía del gobierno tibetano con respecto a los asuntos internos de Tíbet. En la medida que los chinos consolidaron su control, repetidamente violaron el tratado y una abierta resistencia a su dominio creció, conduciendo al Levantamiento Nacional en 1959, y la huida a India del jefe de estado y líder espiritual de Tíbet, el Dalai Lama. La comunidad internacional reaccionó con conmoción ante los hechos en Tíbet. El asunto de Tíbet fue discutido en numerosas ocasiones por la Asamblea General de las Naciones Unidas entre 1959 y 1965. Tres resoluciones fueron aprobadas por la Asamblea General condenando las violaciones de China a los derechos humanos en Tíbet, y requiriendo a China respetar esos derechos, incluyendo el derecho de Tíbet a libre determinación. Destrucción de las instituciones culturales tibetanas en el Tíbet después de la invasión china La destrucción de la cultura de Tíbet y la opresión de su pueblo fue brutal durante los siguientes veinte años tras el levantamiento. 1.2 millones de tibetanos, un quinto de la población del país, murieron como resultado de las políticas de China; muchos más se consumieron en prisiones y campos forzados; y más de 6.000 monasterios, templos y otras construcciones culturales e históricas fueron destruidos y sus contenidos saqueados. En 1980, Hu Yao Bang, Secretario General del Partido Comunista visitó Tíbet – el primer oficial superior en hacerlo desde la invasión. Alarmado por la magnitud de la destrucción que vio allí, solicitó una serie de reformas drásticas y una política de “recuperación”. Se dijo que su renuncia obligada en 1987, fue en parte resultado de esta visión sobre Tíbet. En 1981, Alexander Solzhenitsyn describió el régimen chino en Tíbet, incluso, como “más brutal e inhumano que cualquier otro régimen comunista en el mundo”. La moderación de las políticas de China en Tíbet llegó muy lentamente después de 1979 y permanece severamente limitada. Los hechos recientes en Tíbet han intensificado la disputa sobre su situación legal. La República Popular China (RPC) reclama que Tíbet es parte integral de China. El Gobierno Tibetano en exilio sostiene que Tíbet es un estado independiente bajo ocupación ilegal. El asunto es altamente relevante, al menos, por dos razones. Primero, si Tíbet se encuentra bajo ocupación ilegal china, la transferencia a gran escala de colonos chinos de Beijing a Tíbet, es una seria violación a la Cuarta Convención de Ginebra de 1949, que prohibe la transferencia de población civil a territorio ocupado. Segundo, si Tíbet se encuentra bajo ocupación ilegal china, la presencia ilegal de China en el país es objeto legítimo de preocupación internacional. Por otra parte, si Tíbet es parte integral de China, entonces, estos puntos caen dentro de su propia jurisdicción interna, como proclama China. El tema de los derechos humanos, incluyendo el derecho a libre determinación y el derecho del pueblo tibetano por mantener su propia identidad y autonomía, son, obviamente, objetos legítimos de preocupación internacional, independiente de la situación legal de Tíbet. La RPC no reclama derechos de soberanía sobre Tíbet como resultado de una subyugación militar y ocupación de Tíbet tras la invasión del país en 1949 – 1950. Así, China no alega que haya adquirido soberanía por medios de conquista, anexión o prescripción en este período. En cambio, basa su reclamo a Tíbet meramente sobre su teoría de que Tíbet ha sido parte integral de China por siglos. El tema de la situación de Tíbet es en esencia una cuestión legal, no obstante, de relevancia política inmediata. La situación internacional de un país debe determinarse mediante un criterio legal objetivo, mas que político subjetivo. Entonces, el que una entidad particular sea un estado en el derecho internacional depende de si posee el criterio necesario para la condición de estado (territorio, población, gobierno independiente, capacidad de conducir relaciones internacionales), no de si los gobiernos de otros estados reconocen su independencia. El reconocimiento puede proporcionar la evidencia de que los gobiernos extranjeros están dispuestos a tratar una entidad como un estado independiente, pero no puede crear o extinguir un estado.
Antes de la invasión de China en 1950, Tíbet era un país sumergido en la religión. La práctica religiosa impregnaba la vida cotidiana del pueblo tibetano y conformaba la trama social que los conectaba a la tierra. Reconociendo esto, los chinos se concentraron en destruir esta base cultural de los tibetanos con la esperanza de reprimir la disidencia a su mandato. En 1960 la Comisión Jurídica Internacional estableció que “los chinos no permitirán la adhesión y la práctica del Budismo en Tíbet … [y] que ellos se han propuesto sistemáticamente erradicar esta creencia religiosa en Tíbet”.
Más de 6.000 monasterios y lugares sagrados fueron destruidos por los chinos. A pesar de esto y los más de 40 años de restricción de su religión, los tibetanos continúan aspirando a la práctica de su religión. Actualmente la práctica de la religión continúa siendo limitada de manera severa en Tíbet. Aunque han habido algunas mejorías externas en esta área, China mantiene un estricto control sobre las instituciones y prácticas religiosas, y los tibetanos no son libres de practicar y organizar su propia religión. La CJI publicó ‘La Libertad Prohibida’ y ‘Una Época a Purgar’, los que presentaron una profunda mirada al tema de la libertad religiosa en Tíbet.
China ha cambiado su política religiosa en Tíbet para suprimir activamente y restringir cualquier crecimiento religioso. Este cambio involucra medidas para detener la reconstrucción sin autorización de monasterios destruidos durante la Revolución Cultural, fijando límites en el número de monjes y monjas en todos los monasterios, fortaleciendo las restricciones sobre los jóvenes que entran a los monasterios, prohibiéndole a los miembros del partido el practicar la religión, y fortaleciendo el control del gobierno y el partido sobre cada monasterio mediante “Comités de Administración Democrática”. El Medio Ambiente en Tíbet Rápido derretimiento de los glaciares en la meseta del Tíbet con el aumento de las actividades mineras patrocinado por el Estado y sus impactos en el calentamiento global La planicie tibetana es la más grande y alta en el mundo. Mantiene un ecosistema único y frágil en altitud alta, cuya mayor parte permanece intacta dada su ubicación remota e inaccesible. Sin embargo, el impacto humano está infligiendo una pérdida sin precedentes y devastadora sobre los recursos naturales – fauna silvestre, los bosques, las tierras de pastura, los ríos y recursos minerales se encuentran ahora en un nivel en que es posible que nunca se recuperen. POR FAVOR AMIGOS DE AMERICA, AYUDENOS A LIBERAR AL TIBET DE LA OPRECION DE LA CHINA, SOMOS UN PUEBLO DE PAZ, Y HERMANDAD CON TODOS LOS HOMBRES DEL PLANETA

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