Emisora

LA PRESUNCION

El orgullo y la bajeza parecen imcomparables, pero el hombre reconcilia los contrarios; es al mismo tiempo la ma's miserable y la ma's arrogante de todas las criaturas. La Presuncio'n es la ruina de la razo'n; es la nodriza del error, y sin embargo congenia con nuestra razo'n. Quie'n es quie'n no juzga demasiado alto de si' mismo, o piensa demasiado bajo de los dema's? Nuestro Creador no escapa a nuestra "presuncio'n", co'mo ento'nces estaremos seguros los unos de los otros? Cua'l es el origen de la supersticio'n, y de do'nde procede la adoracio'n falsa? De que presumimos de analizar lo que esta' fuera de nuestro alcance, de comprender lo que es incomprensible, excepto para el Ser Interior. Limitada y de'bil como es nuestra comprensio'n mortal, ni siquiera empleamos su pequen~a fuerza como debie'ramos. Aque'l que escuchari'a en silencio la sentencia del magistrado, se atreve a replicar al Eterno; trata de suavizarlo con su'plicas, de lisonjearlo con promesas, de convenir con E'l bajo condiciones y, hasta enfurecerse y murmurar conta E'l si no le concede lo que pide.. Por que' !oh hombre!, no esta's castigado por tu impiedad, si no es porque no ha llegado tu dia de las retribuciones? No seas como aquellos que luchan con el trueno. Tu locura caera' sobre tu propia cabeza por esto, tu impiedad no perjudica a nadie sino a ti mismo. Por que' alardea el hombre de que es el favorito de su Hacedor. El hombre que en verdad no es ma's que una pequen~a parti'cula en la inmensidad, cree que toda la tierra y los cielos fueron creados para e'l, piensa que toda la naturaleza se intereza en el bienestar de e'l mismo. Asi como el tonto cree, cuando tiemblan las ima'genes en el seno de las aguas, que los a'rboles, las ciudades y el amplio horizonte, esta'n danzando para complacerlo, asi' el hombre cree, cuando la naturaleza sigue su curso, que todos los movimientos de ella tienen el objeto de entretener las miradas de e'l. Cuando busca los rayos del sol para que lo calienten, e'l supone que fueron hechos para que e'l los aprovechara; cuando e'l divisa la luna en su sendero nocturno, cree que ella fue' creada para complacerlo a e'l. !Tonto de tu propia vanidad! !Se' humilde! Debes saber que no eres la causa por la que el mundo sigue su curso; no se hicieron para ti' las circunstancias del verano y del invierno. No habri'a ningu'n otro cambio si toda tu raza desapareciera; no eres ma's que uno entre muchos millones que gozan de esas bendiciones. No te exaltes hasta el cielo, porque los maestros esta'n por encima de ti'; no desden~es a tus pro'jimos que habitan la tierra porque este'n debajo de ti'. No son ellos obras de la misma mano? Y no respiran la misma Alma? Tu que esta's feliz por la bondad de tu Creador, Co'mo te atreves en tu perversidad a torturar a sus criaturas? Cui'date de que esto no se vuelva sobre ti' en compensacio'n. Todos ellos no sirven al mismo Maestro Universal junto contigo? No ha sen~alado E'l sus leyes a cada uno? No tiene E'l cuidado de conservarlas? Y te atreves tu' a violarlas? No pongas tu juicio por encima de toda la tierra, ni tampoco condenes como falso a todo lo que no concuerda con tu propia comprensio'n. Quie'n te dio' poder para determinar por los dema's? Quie'n quito' al mundo el derecho de escoger? Cuantas cosas fueron rechazadas que hoy se reciben como verdades? De que', pue's, podra' estar seguro el hombre? Haz el bie'n que comprendas y la felicidad estara' contigo. Tu tarea es ma's bie'n la de laborar que la de entregarte a especulaciones del pensamiento. No tienen la verdad y la falsedad la misma apariencia en todo aquello que no comprendemos? Que puede distinguir entre ambas, si no es nuestra Alma? Creemos con facilidad lo que esta' por encima de nuestra comprensio'n, o por lo menos somos lo bastante orgullosos para pretenderlo, para que asi' parezca que lo comprendemos. No es todo esto locura y arrogancia? Quie'n es el que afirma con ma's atrevimiento? Quie'n mantiene su opinio'n de la manera ma's obstinada? Aquel que tiene ma's ignorancia, porque tambie'n tiene ma's orgullo. Todo hombre, cuando adopta una opinio'n, desea permanecer con ella; pero ma's lo hace aquel que tiene ma's PRESUNCION. Este no se contenta con traicionar su Alma, sino que quiere imponerse a los dema's para que crean tambie'n en su opinio'n. No digas que la verdad queda fundada por los an~os, o que en una multitud de creyentes hay certidumbre. Cualquier proposicio'n humana tiene tanta autoridad como otra, si la razo'n no marca diferencias entre ellas.

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